Una congregación minimalista

Programas como “Poner todo en orden con Marie Kondo” han creado la moda minimalista de deshacerse de las cosas que uno posee. Esto ha tentado a muchos a tener menos cosas y deshacerse de lo innecesario. Las iglesias no están exentas de este cambio,y algunos están formalizando medidas para encontrar nueva vida en sus propios cuerpos, lo que va más allá de la ornamentación de un lugar. Así como el minimalismo nos puede recordar lo que realmente añade valor a la vida, las iglesias que practican el minimalismo también evalúan lo que es verdaderamente valioso en sus comunidades.

La Iglesia Metodista Unida Trinidad (IMU Trinidad) es una de esas congregaciones que recientemente se mudó de su antiguo edificio, que fue su hogar por 90 años, en el lado noroeste de Seattle. Los líderes y miembros de la IMU Trinidad tomaron la difícil decisión de responder a las presiones de la propia congregación para ver cómo podrían inspirar nueva vida en la comunidad que los rodea. Trinidad opera por ahora en un centro para eventos hasta que encuentren una nueva casa más pequeña.

“Experimentar nueva vida significa que tienes que deshacerte de algunas cosas, y es difícil. Crea tensiones, ansiedad e incertidumbre el tener que decir adiós a lago que nos ha servido tan bien”, dice Aaron Strietzel, pastor de IMU Trinidad. “Nos ha servido muy bien, pero ya no nos sirve de la misma forma y podría ser un obstáculo para la siguiente etapa. Por ahora estamos en una temporada nómada”.

Strietzel, que empezó su labor pastoral en Trinidad el pasado mes de julio, ha ayudado a guiar a la congregación a través de esta mudanza. Cuando Strietzel dejó Arizona para venir a Seattle, la iglesia ya había decidido mudarse del lugar. El edificio de 90 años ofrecía muchas comodidades: un santuario para más de 400 personas, un gimnasio y un edificio de tres pisos. Esto habría requerido unos dos millones de dólares en mantención para los siguientes 10 años.

La congregación reúne entre 50 a 70 personas a la semana, así que sabía que se debía hacer algo. Los miembros no querían gastar los recursos que tenían sólo para mantener el edificio. El trabajo minimalista empezó de inmediato, pues el edificio se vendió muy rápido. Después Trinidad vendió algunas cosas y regaló otras, y sólo tomaron consigo lo que sentían era necesario para la siguiente etapa.

Todd Shively, miembro de Trinidad y presidente del comité de la propiedad, dijo que una cosa es hablar acerca de una necesidad, y otra realmente comprometerse a efectuar un cambio tan grande. “Una vez que alguien está parado frente al contenedor de basura con algo en la mano y, literalmente, tomando la decisión de retenerlo o botarlo y decir adiós”.

“Imagínese tres pisos de cosas acumuladas en 90 años de ministerio”, dice Strietzel. Añadiendo que Trinidad realizó dos ventas en el gimnasio y usó ocho camiones de basura para deshacerse de otros artículos. “La mayor parte del tiempo y energía que uno tiene se usa en la mantención del edificio, y ya nos deshicimos de esta carga. Ahora podemos reunirnos los domingos sin este peso”.

Strietzel nota que febrero fue un mes de descanso, y Marzo es un tiempo para reflexionar en qué es lo que Trinidad quiere llegar a ser en la comunidad. “Nuestra motivación para esta idea es que las iglesias en todo lugar están declinando, y debemos hacer algo distinto”, dice. “Tenemos una porción de dinero y tenemos la libertad de ser lo más ágiles que queramos, mientras que para otras iglesias, si están pensando en vender, ya es demasiado tarde”.

El trabajo de Trinidad le ha permitido al cuerpo tomarse el tiempo para considerar que viene después. Los miembros empezarán a soñar juntos y a escuchar a la comunidad para determinar cómo el nuevo edificio ayudará a la comunidad. El esfuerzo de la congregación involucra hacer preguntas pertinentes sobre identidad y propósito.

“¿Qué nos llamó y qué nos llevó a través de este tiempo para gastar un sin número de horas y soportar toda la tensión?”, dice Shively, “¿qué nos llevó a todo este trabajo sin otra recompensa que el gozo de dar a la comunidad, motivados por el llamado a realizar la labor del Espíritu?”

Shively dijo que no busca respuestas fáciles y rápidas a  estas preguntas. Añadió que Trinidad está explorando opciones en cuanto a cómo podría usarse el lugar de adoración como lugar para la misión y otras posibilidades para entablar relaciones con la comunidad.

“¿Es la iglesia un lugar donde venimos a aislarnos o podría ser una base desde la cual ir y gastar tiempo haciendo la verdadera obra de la iglesia? Vamos a explorar estas opciones”, dice Shively. “¿Qué si vamos a la comunidad y después volvemos el domingo para hablar de lo que hicimos, la forma en que fuimos movidos y cómo representamos a Dios en esos tiempos y lugares? Esa sería una iglesia accesible."

¿Le gustaría sabe más de cómo las iglesias están rompiendo los moldes? Visite nuestra sección innovative communities. Esté al tanto de nuevos desarrollos suscribiéndose a nuestro boletín electrónico.


Scott Klepach Jr. es capellán de un hospital y pastor local licenciado de la Conferencia Noroeste de la Iglesia Metodista Unida, donde sirve como convocante de comunicaciones de la conferencia. Además, Klepach tiene una Maestría en Arte (inglés) y una Maestría en Divinidad, y ha enseñado inglés en varias instituciones de enseñanza superior. Le gusta correr, escribir, estudiar y pasar tiempo con sus dos hijas, Elise y Liam, y su esposo Mack.

United Methodist Communications is an agency of The United Methodist Church

©2024 United Methodist Communications. All Rights Reserved