Repensando la tradición cristiana

¿Por qué celebramos Navidad y cómo lo hacemos?

Jesús realmente no nació el 25 de diciembre. Nadie colocó un árbol de Navidad junto al establo de Belén. No hay ningún registro que indique que la sagrada familia celebró el inminente nacimiento de Cristo por medio de una serie de fiestas o reuniones familiares. Tampoco enviaron tarjetas. Los pastores no acudieron llevando galletas y pastel de frutas.

Por favor, tampoco hubo un pequeño niño que vino tocando un tambor al lado de la cuna mientras el niño Jesús dormía feliz.

Hay muchas cosas que hoy asociamos con la Navidad que no fueron parte de la primera Navidad. Estas nuevas asociaciones con frecuencia nos distraen del propósito de la Navidad. Pero también pueden ser lindos recordatorios de lo que está al centro de la Navidad.

El primer capítulo de Evangelio de Juan nos entrega una gran representación de lo que pasó en la primera Navidad: un regalo vino al mundo, un maravilloso regalo de luz. La luz era el amor, un amor que disipa la oscuridad, el frío y el miedo. La luz estaba presente en Jesús quien fue dado al mundo para que éste vea a un testigo de la luz, el amor y la vida.

Luz. Amor. Vida.

Estos son los regalos de la Navidad. Nuestras extrañas tradiciones tienen el fin de llamar nuestra atención a esas palabras e ideas. Celebramos la Navidad otra vez para ser inspirados por la luz, el amor y la vida. Los árboles nos hablan de la vida, incluso en medio de esas largas noches de invierno. Las luces nos recuerdan de aquella única luz que disipa la oscuridad. Los regalos nos invitan a compartir y experimentar amor.

Pero las tradiciones no son el punto central. Ni tampoco lo es la temporada. El punto central es la luz, el amor y la vida.

Hay gente que evita involucrarse en la Navidad porque encuentran que sus celebraciones son superficiales. No se supone que sólo debemos de actuar con gracia y paz durante estas fiestas. Se supone que debemos ser luz, amor y vida TODO EL AÑO.

Quizá la Navidad nos lleve a actuar así. Puede convertirse en una brújula que nos oriente otra vez a lo que Dios está haciendo en el mundo, esto es, traer luz, amor y vida. Puede ser un tiempo para fijar hábitos que nos muevan más cerca de ser gente que comparte luz, amor y vida todo el tiempo.

Así que, espero que usted lea esto con un creciente sentido de libertad para abandonar algunas de las tradiciones que no tienen sentido para usted. Pero que también usted sea inspirado a adoptar algunas expresiones de luz, amor y vida durante la estación navideña. ¿Cómo podría usted compartir un poco más de luz en el mundo? ¿Cómo planea compartir amor con otros? ¿Qué tiene planeado para ofrecer a otros experiencias de vida?

Que la Navidad sea tan solo un recordatorio que nos acerque más al corazón del don de Dios en Jesús, que nos lleve a tener prácticas de luz, amor y vida.


Ryan Dunn es ministro de Online Engagement en el ministerio Rethink Church.

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